La influencia de la luna sobre la pesca
Es un hecho asumido por muchos pescadores que las fases lunares inciden en la
actividad de los peces y, por lo tanto, en la pesca. Pero, ¿hasta qué punto esto tiene un
fundamento real y puede ser utilizado para pescar con más éxito? ¿O se trata
simplemente de una tradición o creencia sin ninguna base científica? No hay por el
momento estudios concluyentes, pero en lo que todos estaremos de acuerdo es que, en
ocasiones, los peces pueden comportarse como unos seres auténticamente lunáticos...
Los peces viven en un medio sujeto a la acción gravitatoria de la luna y el sol, siendo el
reflejo más evidente las mareas, cuya intensidad depende de la fase lunar. Varias
investigaciones han demostrado que las fases lunares afectan a una gran variedad de
animales marinos, pero en la mayoría de los casos se ha comprobado que los cambios en
el comportamiento se deben a cambios en la intensidad de las mareas, y no a la
influencia directa de las fuerzas gravitacionales o electromagnéticas sobre los
organismos. En un medio marino sujeto a la acción de las mareas, muchos animales
acomodan sus períodos de alimentación a la cadencia de las mismas. Además, los ciclos
de reproducción de algunas especies de invertebrados y peces están coordinados por la
fase lunar, de manera que la puesta la realizan únicamente durante períodos muy
concretos, normalmente coincidentes con las lunas llena y nueva. Lógicamente, los
depredadores aprovechan las concentraciones masivas de estos animales para
alimentarse frenéticamente.
La luna como elemento de sincronización
Por lo tanto, la luna actuaría como un elemento de referencia para sincronizar los relojes
biológicos de los organismos, los cuales regulan algunos procesos orgánicos y del
comportamiento. Estos ritmos internos permiten a los animales anticiparse a las
condiciones favorables, y no reaccionar a ellas después de que se producen. Es decir,
una especie puede aumentar su actividad y la búsqueda de alimento siguiendo las fases
lunares, siempre y cuando sus presas también muestren cambios de comportamiento
relacionados con la luna.
Tablas solunares
A lo largo de los 27,3 días que tarda la luna en completar una evolución completa a la
Tierra, se producen períodos mayores y menores de fuerzas gravitatorias sobre la
superficie terrestre, que desde hace tiempo se han utilizado para elaborar unos
calendarios llamados tablas solunares, donde se especifican estos períodos. Según la
teoría de los períodos solunares, en esos momentos que duran de una a dos horas, se
producen picos en la actividad de muchas especies, especialmente las de vida acuática.
Basándose en estadísticas elaboradas con datos de capturas, al parecer la proporción de
capturas puede duplicarse o triplicarse durante los horarios solunares, en especial
cuando se trata de peces de gran tamaño. Los días de luna llena y luna nueva, junto con
los tres días previos y posteriores, son períodos en los que la influencia solunar es más
intensa, lo que en teoría produce un incremento en la intensidad de las horas de
actividad solunar. Si bien las estadísticas muestran una tendencia a que los mejores
momentos teóricos para pescar son los que producen las mejores capturas, con criterios
científicos no se puede demostrar que esta tendencia sea significativa.
A falta de estudios más concluyentes, se puede asegurar que las fases lunares ejercen
una influencia directa sobre la actividad alimentaria de los peces, y por ello los
resultados de la pesca pueden variar en función del momento del ciclo lunar. Sin
embargo, una relación más directa, tal y como propone la teoría de las tablas solunares,
no tiene por ahora una confirmación científica. La realidad es que los peces viven en
unos ambientes donde el alimento es limitado, de manera que se alimentan siempre que
tienen oportunidad de hacerlo, esté o no la luna en posición favorable. Puesto que la
caza gasta mucha energía, los depredadores adaptan sus ritmos de alimentación a los
momentos en que son más eficaces capturando presas. La gran diversidad de situaciones
que se pueden dar en una masa de agua, como el tipo de hábitat, presas presentes,
condiciones meteorológicas, etc. hace que los períodos solunares, si realmente afectan al
comportamiento de los peces, queden enmascarados por la personalidad específica de
cada lugar.
En las aguas continentales, los cambios de nivel de agua debido a la luna son mucho
menores que en el mar, de hecho, son imperceptibles. En este caso, la posible acción de
la luna sobre los organismos acuáticos debe ser más sutil y relacionada con otros
mecanismos. Entre éstos, cabe citar que algunas especies de insectos utilizan las fases
lunares para sincronizar la emergencia de los adultos, lo cual sin duda debe tener su
influencia sobre los peces que de ellos se alimentan.
Bajo la luz de la luna
Otro mecanismo está relacionado con la iluminación ambiental que produce la luna, que
si bien es de baja intensidad en comparación a la del sol, es suficiente para que muchos
peces tengan visibilidad suficiente para buscar presas durante la noche. Es el caso de la
trucha, el black bass y especialmente de la lucioperca, dotada de una excepcional
agudeza visual nocturna.
En cambio, la visión del lucio requiere algo más de luz, de manera que muy raramente
se alimenta ni en las noches más claras. En cierta manera, la intensidad luminosa que
produce la luna podría compararse con la de la puesta y la salida del sol, momentos en
los que los peces depredadores son más eficaces en la caza de presas. El resultado es,
por lo tanto, que los ritmos de alimentación y el comportamiento de los peces puede
variar periódicamente según la fase lunar.
Aparte de estas consideraciones de tipo general, hay quien va más allá y afirma que la
luna ejerce una influencia directa sobre el comportamiento de los peces y otros
organismos, produciendo unos períodos llamados solunares que alternan momentos de
gran actividad seguidos de otros de poca o nula actividad.
Es un hecho asumido por muchos pescadores que las fases lunares inciden en la
actividad de los peces y, por lo tanto, en la pesca. Pero, ¿hasta qué punto esto tiene un
fundamento real y puede ser utilizado para pescar con más éxito? ¿O se trata
simplemente de una tradición o creencia sin ninguna base científica? No hay por el
momento estudios concluyentes, pero en lo que todos estaremos de acuerdo es que, en
ocasiones, los peces pueden comportarse como unos seres auténticamente lunáticos...
Los peces viven en un medio sujeto a la acción gravitatoria de la luna y el sol, siendo el
reflejo más evidente las mareas, cuya intensidad depende de la fase lunar. Varias
investigaciones han demostrado que las fases lunares afectan a una gran variedad de
animales marinos, pero en la mayoría de los casos se ha comprobado que los cambios en
el comportamiento se deben a cambios en la intensidad de las mareas, y no a la
influencia directa de las fuerzas gravitacionales o electromagnéticas sobre los
organismos. En un medio marino sujeto a la acción de las mareas, muchos animales
acomodan sus períodos de alimentación a la cadencia de las mismas. Además, los ciclos
de reproducción de algunas especies de invertebrados y peces están coordinados por la
fase lunar, de manera que la puesta la realizan únicamente durante períodos muy
concretos, normalmente coincidentes con las lunas llena y nueva. Lógicamente, los
depredadores aprovechan las concentraciones masivas de estos animales para
alimentarse frenéticamente.
La luna como elemento de sincronización
Por lo tanto, la luna actuaría como un elemento de referencia para sincronizar los relojes
biológicos de los organismos, los cuales regulan algunos procesos orgánicos y del
comportamiento. Estos ritmos internos permiten a los animales anticiparse a las
condiciones favorables, y no reaccionar a ellas después de que se producen. Es decir,
una especie puede aumentar su actividad y la búsqueda de alimento siguiendo las fases
lunares, siempre y cuando sus presas también muestren cambios de comportamiento
relacionados con la luna.
Tablas solunares
A lo largo de los 27,3 días que tarda la luna en completar una evolución completa a la
Tierra, se producen períodos mayores y menores de fuerzas gravitatorias sobre la
superficie terrestre, que desde hace tiempo se han utilizado para elaborar unos
calendarios llamados tablas solunares, donde se especifican estos períodos. Según la
teoría de los períodos solunares, en esos momentos que duran de una a dos horas, se
producen picos en la actividad de muchas especies, especialmente las de vida acuática.
Basándose en estadísticas elaboradas con datos de capturas, al parecer la proporción de
capturas puede duplicarse o triplicarse durante los horarios solunares, en especial
cuando se trata de peces de gran tamaño. Los días de luna llena y luna nueva, junto con
los tres días previos y posteriores, son períodos en los que la influencia solunar es más
intensa, lo que en teoría produce un incremento en la intensidad de las horas de
actividad solunar. Si bien las estadísticas muestran una tendencia a que los mejores
momentos teóricos para pescar son los que producen las mejores capturas, con criterios
científicos no se puede demostrar que esta tendencia sea significativa.
A falta de estudios más concluyentes, se puede asegurar que las fases lunares ejercen
una influencia directa sobre la actividad alimentaria de los peces, y por ello los
resultados de la pesca pueden variar en función del momento del ciclo lunar. Sin
embargo, una relación más directa, tal y como propone la teoría de las tablas solunares,
no tiene por ahora una confirmación científica. La realidad es que los peces viven en
unos ambientes donde el alimento es limitado, de manera que se alimentan siempre que
tienen oportunidad de hacerlo, esté o no la luna en posición favorable. Puesto que la
caza gasta mucha energía, los depredadores adaptan sus ritmos de alimentación a los
momentos en que son más eficaces capturando presas. La gran diversidad de situaciones
que se pueden dar en una masa de agua, como el tipo de hábitat, presas presentes,
condiciones meteorológicas, etc. hace que los períodos solunares, si realmente afectan al
comportamiento de los peces, queden enmascarados por la personalidad específica de
cada lugar.
En las aguas continentales, los cambios de nivel de agua debido a la luna son mucho
menores que en el mar, de hecho, son imperceptibles. En este caso, la posible acción de
la luna sobre los organismos acuáticos debe ser más sutil y relacionada con otros
mecanismos. Entre éstos, cabe citar que algunas especies de insectos utilizan las fases
lunares para sincronizar la emergencia de los adultos, lo cual sin duda debe tener su
influencia sobre los peces que de ellos se alimentan.
Bajo la luz de la luna
Otro mecanismo está relacionado con la iluminación ambiental que produce la luna, que
si bien es de baja intensidad en comparación a la del sol, es suficiente para que muchos
peces tengan visibilidad suficiente para buscar presas durante la noche. Es el caso de la
trucha, el black bass y especialmente de la lucioperca, dotada de una excepcional
agudeza visual nocturna.
En cambio, la visión del lucio requiere algo más de luz, de manera que muy raramente
se alimenta ni en las noches más claras. En cierta manera, la intensidad luminosa que
produce la luna podría compararse con la de la puesta y la salida del sol, momentos en
los que los peces depredadores son más eficaces en la caza de presas. El resultado es,
por lo tanto, que los ritmos de alimentación y el comportamiento de los peces puede
variar periódicamente según la fase lunar.
Aparte de estas consideraciones de tipo general, hay quien va más allá y afirma que la
luna ejerce una influencia directa sobre el comportamiento de los peces y otros
organismos, produciendo unos períodos llamados solunares que alternan momentos de
gran actividad seguidos de otros de poca o nula actividad.